martes, 15 de mayo de 2012
El también guionista de cine y director de
teatro murió el domingo en San Sebastián, su hogar desde el año 2000.
Este experimentado y multifacético exponente del mundo literario había
nacido en Buenos Aires el 13 de enero de 1926 y desde su juventud estuvo
vinculado a las actividades artísticas.
Puede decirse que Mario Trejo sobrevivió lúcidamente
distintas épocas de la producción poética hispanoamericana destacándose
por su estilo provocador, insolente, irónico, irreverente.Escritor multifacético, bohemio, imprescindible y provocador.
Una personalidad que recorrió un itinerario que lo ubicó en la
intersección de poetas que se destacaron en la revista surrealista
“Letra y línea”, los “invencionistas” alrededor de la revista “Poesía
Buenos Aires”, el crisol de artistas del célebre Instituto Di Tella, a
los que se le suman los “concretistas” brasileños, que conoció a
principios de los ‘50 cuando pasó una temporada en Brasil. Su afinidad
con la cultura brasileña lo llevó a traducir poemas de Drummond de
Andrade, Cabral de Melo Neto, Murilo Mendes y Vinicius de Moraes.
Su legado literario se inició en 1946 con “Celdas de la sangre” y, entre
otros textos célebres, se destacan “El uso de la palabra”; premiado en
1964 con el Casa de las Américas de Cuba -un libro aumentado y reeditado
en diversos países- y su imprescindible “Antología poética” editada en
2008 por el Fondo Nacional de las Artes. Por él, la Fundación Argentina
para la Poesía le otorgó el Gran Premio de Honor.
En mayo de 2010 se publicó su último libro, “Los pájaros perdidos”, año
en el que también contrajo matrimonio con su fiel compañera María
Fernanda, a quien conoció en su temporada en la ciudad de Rosario.
Aunque Trejo no se conformó con ser solamente un escritor. Su rebelde y
magnética personalidad se proyectó como letrista de canciones. Basta con
mencionar “La tristeza y el mar”, con música de Waldo de los Ríos, y
“Escándalos privados” y “Los pájaros perdidos”, musicalizados por Astor
Piazzolla; esta última, sin duda su canción más internacionalmente
conocida. En nuestro país la grabaron Susana Rinaldi, Julia Zenko y
Amelita Baltar; y en el resto del mundo intérpretes como la cantante
italiana Milva y la estadounidense Jeanne Lee la seleccionaron como sus
preferidas del repertorio.
También se destacó como dramaturgo, especialmente durante los
estimulantes años ‘60 del mencionado Di Tella. Escribió “No hay piedad
para Hamlet”, “Libertad y otras intoxicaciones”, entre otras.
Periodista y viajero
Su prolífica etapa como periodista dio sus primeros pasos en el diario La Prensa. También fue crítico teatral en El Nacional, Confirmado, que dirigía Jacobo Timerman y Primera Plana.
Su prolífica etapa como periodista dio sus primeros pasos en el diario La Prensa. También fue crítico teatral en El Nacional, Confirmado, que dirigía Jacobo Timerman y Primera Plana.
Luego comenzó a viajar. Entre 1960 y 1962 vivió en Madrid, Roma y París.
En la capital francesa escribió crítica literaria para las franquicia
extranjera de la Radio y Televisión Francesa junto a Mario Vargas Llosa.
Luego se mudó un año a Cuba (ver “En el cine y la televisión”). De
regreso a Europa se instaló en Roma y luego, a partir de 1974,
permaneció 14 años en España. En el Viejo Continente trabajó para las
agencias Harvey, Ansa y Asa Press. Y entre sus entrevistados figuran
Ernesto Guevara, Jorge Luis Borges, Yasser Arafat, Salvador Allende,
dirigentes del MIR chileno -entre otros- y escribió crónicas desde
Egipto, El Líbano, Siria y Chile.
Entre 1989 y 1991 sus trabajos lo llevaron a trabajar alternadamente entre México, Guatemala y EEUU.
FUENTE: tELAM